Con las noticias constantemente mencionando artículos sobre el impacto que la pandemia está teniendo en la economía, se habla de una recesión y es natural estar preocupado por esto, pero es importante recordar que no estás indefenso. Con un poco de planificación y hábitos de gasto razonables, podrás conllevarlo. Aquí te compartimos siete consejos para salir adelante.
Forma un plan de acción.
Lo primero que debes preguntarte es cómo te afectaría una recesión potencial. ¿Podría resultar en desempleo para ti o los miembros de tu familia? ¿Es probable que te atrases en los pagos de algún crédito o afectará tus planes de ahorro? ¿Afectará tu jubilación o fondos universitarios? ¿Cómo cambiarán tus planes a corto y largo plazo? Si ya viviste la recesión de 2008 y lograste recuperarte, es posible que ya tengas un plan de acción. Sin embargo, es bueno tener en cuenta que el clima económico ha cambiado en la última década, y es difícil predecir lo que depara el futuro. Ahora es el momento de sentarse y considerar todas sus opciones y activos, y elaborar un plan A, B y C.
Aumenta tus ahorros.
Aunque generar el habito de ahorrar pueda ser un tanto complicado, te ayudará a tener una estabilidad en caso de que sea necesario. Para determinar cuanto puedes ahorrar debes revisar tus finanzas y asignar una cantidad fija al ahorro desde un inicio, procura no ahorrar lo que queda después de gastos.
Reduce los gastos innecesarios.
En estos tiempos inciertos, decidir en qué gastas tu dinero puede ayudar a restablecer un sentido de control. Sin embargo, existen dificultades para hacer gastos innecesarios. Tómete un momento para hacer una lista de los artículos o proyectos en los que planeabas gastar dinero este año, y pregúntate cuáles valen la pena.
Por ejemplo, unos días de vacaciones pueden ser muy tentadores después de meses de encierro, pero quizás puedas mantener tu viaje local en lugar de ir al extranjero. Además, revisa en tus estados de cuenta bancarios cualquier gasto que no sea necesario, como membresías en el gimnasio o comidas para llevar, y elimina tus hábitos de gasto según sea necesario. Idealmente, menos de un tercio de tu ingreso neto debe gastarse en artículos discrecionales.
Reduce tu deuda.
La deuda puede ser un verdadero inconveniente en el mejor de los casos, y mucho más en una posible recesión. Y si bien puede parecer contradictorio gastar más para saldar tus deudas, esto te ahorrará muchas preocupaciones en el futuro. Aunque no puedas pagar del todo un préstamo hipotecario de inmediato, hay muchas deudas que se puedes priorizar, especialmente si son de alto interés. Si tienes préstamos de día de pago o deudas de tarjetas de crédito, procura liquidarlos lo antes posible.
Mejora tu empleabilidad.
A nadie le gusta pensar en la posibilidad de perder su trabajo durante una recesión, y esperamos que esto no sea algo de lo que tu tengas que preocuparte. Sin embargo, siempre es mejor estar preparado para posibles recortes en tu lugar de trabajo. Por lo tanto, esfuerzate por convertirte en un activo en la empresa para la que trabajas. Además, puedes trabajar en adquirir nuevas habilidades que pueden aumentar tu valor profesional. Hay muchas clases en línea que se pueden tomar, sobre temas y habilidades que tal vez no existían anteriormente.
Cuídate.
Por último, pero no menos importante, recuerda cuidarte, tanto física como emocionalmente. No importa cuán inciertos sean los tiempos, concéntrete en las cosas en las que sí tienes el control y has todo lo que este en tus manos. Si lo necesitas pide ayuda. Y recuerda ¡Saldremos de esto juntos!
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